Después de la lectura del texto tan profundo (a mi parecer) que nos presenta el maestro Xavier Vargas “El aprendizaje y el desarrollo de las competencias”, me permito compartir con todos ustedes mis reflexiones al respecto:
1. Comparto la opinión del autor en el sentido de que las competencias se articulan directamente con las situaciones de aprendizaje y el aprendizaje significativo.
2. Me preocupa la aseveración “se está viviendo una época de grandes e intensos cambios tecnológicos que están reconfigurando radicalmente los mundos socioeconómicos en los que operan las competencias y que los ciudadanos del siglo XXI deben adaptarse a esta nueva realidad"[1], en el sentido que quizá la mayoría de los docentes e instituciones educativas del NMS le estamos dando a este enfoque, enfatizando en la formación de nuestros estudiantes el aprendizaje sobre “el qué hacer” y del “cómo hacerlo”, con el riesgo de olvidarnos de la formación del “con quién” y el “para qué” hacer las cosas. Es decir, me preocupa que con este nuevo enfoque de enseñanza en base a competencias nos centremos sólo en la dimensión operativa que el sector laboral empresarial demanda y olvidemos la dimensión colaborativa y humana en tanto debe ser la razón última de la educación: “humanizar la especie a fin de que pueda coexistir en armonía”. Tal preocupación se fundamenta en los hechos innegables que observo a diario: compañeros docentes “motivando” a sus alumnos al aprendizaje so pretexto de que al egresar tendrán que competir muy fuerte con sus similares por un lugar en la universidad o una plaza de trabajo con la amenaza latente de quedarse en el camino y terminar derrotados por otros, ¿es acaso el fin último de la educación formar individuos competitivos?, ¿corresponde sólo a los titulares de la materia de valores brindar esa formación a los estudiantes?.
“Saber conocer y saber hacer resuelven la tarea humana de saber el qué y el cómo, pero de ninguna manera alcanzan para resolver social y éticamente el con quién y el para qué. Para ello, se necesita –en palabras de Delors- saber convivir y saber ser”. Por ello, deseo que todo este marco teórico llegue a ser la base del quehacer docente en las aulas de este México nuestro, cada vez más violento y desprovisto de valores humanitarios.
3. Me parece muy interesante descubrir en opinión del autor y de otros que cita para fundamentarse que todo aprendizaje es significativo en mayor o menor magnitud para el ser humano en tanto que es una apropiación de la realidad y construcción de sí mismo, por lo que confirmo mi creencia que, en tanto formadores de personas y modelos de muchas de ellas, siempre estamos enseñando algo a nuestros alumnos, por lo que nuestros actos diarios deben guiarse por los principios de la ética y la moral. Y a propósito de aprendizaje significativo, más que una reflexión, las siguientes afirmaciones del autor: “Así, nos parece que la noción de mediación no tiene el atributo adjudicado de proveer conocimientos, ni siquiera el de organizar el aprendizaje ya que éste se organiza por el propio alumno a partir de su interés por aprender una determinada cosa”, “De modo que no creemos que sea posible mediar, y menos todavía proveer, aprendizajes significativos” y “Más bien creemos justo lo contrario, es decir, que no es posible mediar ni facilitar el aprendizaje significativo, sencillamente, porque el maestro no puede mediar ni facilitar las necesidades cognoscitivas intrínsecas del alumno que fundan sus procesos de adaptación” me llevan a una gran interrogante en mi carrera ¿Qué hacemos entonces como maestros, cuál es nuestra función?
4. Así mismo, y a propósito del aprendizaje situado, me queda claro que para desarrollar cierta competencia profesional, debemos crear situaciones profesionales problemáticas que permitan al alumno entrar en acción, que además debemos sumar a ello el interés del alumno por aprender algo, teniendo siempre presentes las posibilidades reales que tal alumno tiene para construir un determinado conocimiento. Sigo externando mi preocupación porque, ¿de qué contexto educativo habla el maestro Vargas en el cual se puede aplicar tal modelo?, ¿del que rodea al Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) de Guadalajara, con grupos reducidos de 20 personas de posición económica media y con instalaciones vanguardistas, o del que rodea a un CEBTA enclavado en la sierra de Guerrero, con grupos de hasta 50 alumnos cuyas familias viven en la línea de la miseria? Admito que en este sentido me encuentro muy confundido.
5. Finalmente, me permito conminar a todos los responsables de dirigir, organizar y ejecutar la educación en nuestro país a que lo hagamos teniendo siempre presente que antes que buenos ingenieros, arquitectos, médicos o abogados, los estudiantes deben ser primero buenas personas, personas de bien para su familia y su país.
Bernardo Salgado V.
[1] Carson, John (2004), "Definición y selección de competencias: reflexiones históricas sobre el caso del IQ" en Definir y seleccionar las competencias fundamentales para la vida, Simone Rychen, Dominique & Hersc Salganik, Laura, Coordinadores, FCE, México, p. 78
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario